La mayoría de la gente piensa que estas son plantas muy delicadas y que su cuidado es complicado. Y aunque, como todos los seres vivos requieren de una atención y unas condiciones concretas, las orquídeas y sus hermosas flores pueden durar muchos años sin necesidad de tener unos conocimientos muy avanzados.
Lo primero que hay que tener en cuenta para saber cómo cuidar un orquídea es su tipo, ya que no todas son iguales, y por consiguiente, no requieren los mismos cuidados.
La más común es la Phalaenopsis, que es la que se suele vender en España en floristerías y viveros, puesto que se adapta mejor a las condiciones del interior de la vivienda que al exterior.
Pero en cualquier caso, sea cual sea tu especie concreta, estos son los 5 aspectos esenciales que deberemos saber para mantener a nuestra orquídea en un estado óptimo:
- Luz: como para cualquier otra planta, es esencial para la vida de la orquídea. Sin embargo, hay que tener cuidado al elegir el lugar donde colocarla, ya que necesita una gran cantidad, pero no puede recibir el sol directo, sobre todo en verano.
Lo ideal es colocarla cerca de una ventana donde no incidan los rayos del sol, o incluso en un balcón, en verano, pero siempre en una zona de sombra, de manera que reciba la luz pero evite el sol directo.
- Humedad: las orquídeas no necesitan mucha agua, por lo que será suficiente con regarlas una vez cada 10 días, aproximadamente. Lo más importante es que las raíces no tengan demasiada humedad, ya que podrían pudrirse o aparecer hongos.
Por otra parte, las hojas no se deben mojar en exceso. Lo ideal es humedecerlas con un vaporizador, a ser posible con agua baja en cal, y procurar no mojar el corazón de la flor. La mejor manera de regar una orquídea es sumergir la base de la planta en un recipiente grande con agua, durante unos minutos, y después dejarla escurrir.
- Temperatura: otro factor primordial a la hora de cuidar cualquier planta. Para una orquídea, la ideal es entre 17 y 22 grados centígrados. Es conveniente cambiarla de sitio en las diferentes estaciones del año, preservándola del calor extremo en verano, de la misma manera que necesitará ser apartada del frío en invierno.
- Control de plagas: observa detenidamente tu orquídea cada poco tiempo, y busca rasgos que te indiquen si está sufriendo alguna enfermedad. No es frecuente que esto suceda si la planta se encuentra en el interior, pero deberás mantente alerta si tu orquídea está en el exterior de tu vivienda, sobre todo si es un jardín.
Si notas que la orquídea está enferma, lo más aconsejable es que consultes con un profesional, que te asesorará sobre cómo cuidarla y qué productos utilizar para ello.
- Nutrientes: es necesario añadir nutrientes artificiales a las orquídeas de manera regular, ya que les ayuda a crecer sanas y fomentará además la aparición de nuevas flores.
Trasplantar una orquídea: cómo hacerlo
Cuando compramos o recibimos una orquídea como regalo, en muchas ocasiones, el recipiente donde se entrega no es el más adecuado. Por ello, es conveniente trasplantarla a otro que reúna los requisitos necesarios para que la planta viva mucho tiempo sana y hermosa.
Para ello, necesitarás:
- Maceta adecuada: lo mejor es que la orquídea se trasplante a una maceta transparente. Así, no sólo podremos comprobar de manera más sencilla si debido a un exceso de agua se están pudriendo las raíces, o estas se están viendo afectadas por algún tipo de plaga, sino que además les llegará más luz que si las mantenemos en una jardinera o maceta opaca.
- Sustrato: puesto que las orquídeas son plantas tropicales que crecen en bosques y pantanos, no es recomendable que se planten en la tierra común que utilizaríamos para otras plantas. Es conveniente hacerlo en trozos de corteza, ya que estos permiten a las raíces más movimiento y oxigenación, y además absorben la cantidad de agua necesaria.
- Poda: cuando las flores de tu orquídea se hayan caído, es necesario que podes la planta. Para ello, busca en el tallo las yemas, y corta este por debajo de la primera que encuentres. Así la planta volverá a florecer.